En esta ocasión y como excepción vamos a dedicar unas líneas a lo que nosotros creemos que NO se debe hacer en un negocio de restauración del estilo guachinche o casa de comidas. Esto viene a raíz de observar lo que muchos consideramos mala praxis de algunos locales que lamentablemente ya no son hechos aislados, sino que parecen contagiarse a otros sitios con bastante facilidad.
Sin ir más lejos, hará unos 10 días fuimos a uno muy conocido y bastante pintoresco en las cumbres de nuestro norte. Está en un entorno natural realmente único y tiene un ambiente francamente espectacular. Ahora bien, lo que empezó siendo un guachinche va camino ahora de restaurante... especialmente en los precios... y diría que de camino a un restaurante modernista por el tamaño bastante escuálido de sus raciones... escualidez que no se reflejaba en la cuenta, la cual vino buistrolada. Sobre esto, un par de observaciones...
-en los guachinches normalmente no se trae la cuenta en papel ni se le da un recibo al cliente, lo cual aceptamos (como clientes) porque el precio suele o solía ser bastante aceptable y sin duda uno al que no reclamaríamos... sin embargo, si vas a cobrar como un restaurante, dale al cliente una factura para que sepa en que se ha "equivocado".
-la ración de croquetas de espinacas nos llamó la atención no tanto por lo ricas que estaban sino por lo escasa y diminutas que eran.... 5 mini mini croquetas que serían hechas por unas manos no muy generosas y luego divididas a la mitad.
En esta época de dificultades económicas, el canario sigue intentando distraerse en sus amados guachinches buscando en ellos la calidad y los precios de siempre. Pero lamentablemente parece ser que algunos locales han optado por cobrarle al que viene la parte suya y la del que se quedó en casa. Incluso podría decirse que el cálculo está hecho al ojo, contando los comensales y multiplicandolos por lo que consideran deberían pagar cada uno.
Cada vez le voy tomando más afecto a locales que exponen sus platos en una pizarra junto a sus correspondientes precios, así no te llevas sorpresas.
De la misma manera me gustaría recordar que un bistec de cerdo es, como no, de cerdo... por lo cual su precio no ha de ser el de uno de res. Son cosas que pasan quizás por la desesperación de la falta de clientela o por ver en el aspecto del cliente la posibilidad de apretarle un poquito más de la cuenta.
Hemos de recordar que la mayor parte de los clientes son tambien cociner@s en sus casas con mayor o menor grado de profesionalidad y que sabemos lo que valen los productos en un supermercado... cosas como las espinacas entre otras... Igualmente, recordar que un pan, o un mini pan como a veces se pone, no vale 80 céntimos, al menos no en un guachinche.
Para concluir, recuerden que de la misma forma que un local entra en prestigio y se llena de clientes, también los puede perder con la misma facilidad en pro de otro de los tantísimos locales disponibles.... porque ante todo, si algo hay en Tenerife es variedad.
Sin ir más lejos, hará unos 10 días fuimos a uno muy conocido y bastante pintoresco en las cumbres de nuestro norte. Está en un entorno natural realmente único y tiene un ambiente francamente espectacular. Ahora bien, lo que empezó siendo un guachinche va camino ahora de restaurante... especialmente en los precios... y diría que de camino a un restaurante modernista por el tamaño bastante escuálido de sus raciones... escualidez que no se reflejaba en la cuenta, la cual vino buistrolada. Sobre esto, un par de observaciones...
-en los guachinches normalmente no se trae la cuenta en papel ni se le da un recibo al cliente, lo cual aceptamos (como clientes) porque el precio suele o solía ser bastante aceptable y sin duda uno al que no reclamaríamos... sin embargo, si vas a cobrar como un restaurante, dale al cliente una factura para que sepa en que se ha "equivocado".
-la ración de croquetas de espinacas nos llamó la atención no tanto por lo ricas que estaban sino por lo escasa y diminutas que eran.... 5 mini mini croquetas que serían hechas por unas manos no muy generosas y luego divididas a la mitad.
En esta época de dificultades económicas, el canario sigue intentando distraerse en sus amados guachinches buscando en ellos la calidad y los precios de siempre. Pero lamentablemente parece ser que algunos locales han optado por cobrarle al que viene la parte suya y la del que se quedó en casa. Incluso podría decirse que el cálculo está hecho al ojo, contando los comensales y multiplicandolos por lo que consideran deberían pagar cada uno.
Cada vez le voy tomando más afecto a locales que exponen sus platos en una pizarra junto a sus correspondientes precios, así no te llevas sorpresas.
De la misma manera me gustaría recordar que un bistec de cerdo es, como no, de cerdo... por lo cual su precio no ha de ser el de uno de res. Son cosas que pasan quizás por la desesperación de la falta de clientela o por ver en el aspecto del cliente la posibilidad de apretarle un poquito más de la cuenta.
Hemos de recordar que la mayor parte de los clientes son tambien cociner@s en sus casas con mayor o menor grado de profesionalidad y que sabemos lo que valen los productos en un supermercado... cosas como las espinacas entre otras... Igualmente, recordar que un pan, o un mini pan como a veces se pone, no vale 80 céntimos, al menos no en un guachinche.
Para concluir, recuerden que de la misma forma que un local entra en prestigio y se llena de clientes, también los puede perder con la misma facilidad en pro de otro de los tantísimos locales disponibles.... porque ante todo, si algo hay en Tenerife es variedad.